lunes, 14 de enero de 2008

DIA DE LA DIVINA PASTORA


La devoción por la Divina Pastora, la patrona espiritual de los larenses, crece año tras año. Esto se observa en el incremento del número de feligreses que visitan el pueblo de Santa Rosa, el santuario de la virgen, en la medida que se acerca el 14 de enero, día la procesión de esta advocación de la Virgen María. El suceso histórico trascendental que catapultó el culto de la Divina Pastora aconteció en 1856, cuando una epidemia de cólera azotó a Barquisimeto, como sucedía en otras zonas de Venezuela y de otros países de América Latina en aquella época. El párroco de la iglesia Claret de Barquisimeto, el presbítero Macario Yépez, imploró a la Divina Pastora que acabara con este sufrimiento del pueblo. El sacerdote pidió convertirse en la última persona en morir de cólera en la ciudad. La promesa se cumplió. El padre Macario Yépez murió de cólera días más tarde y desde entonces la epidemia desapareció de la ciudad. La desaparición del cólera se le adjudicó a otro milagro de la Divina Pastora. Desde entonces, los 14 de enero la virgen Divina Pastora sale en procesión sobre los hombros del pueblo, desde la iglesia de Santa Rosa hasta la catedral de Barquisimeto, en un peregrinaje de siete kilómetros. En la medida que se realiza la tradición aumenta la devoción de los feligreses que le piden y pagan promesas por la salud, así como por el bienestar espiritual y material del pueblo venezolano y la paz mundial. Este 14 de enero la procesión de la Divina Pastora cumple 152 años de culto y devoción. Esta veneración aumenta en la misma proporción que esta inmaculada imagen religiosa que lleva un sombrero, un bastón, ovejas alrededor de su trono y que carga en su regazo a un pequeño que representa al Niño Jesús, cumple promesas de salud, paz, amor, prosperidad y, en otros casos, eventos que la feligresía considera milagros de la virgen. Ese fervor que siente el pueblo larense por su Divina Pastora, y que se extiende en la feligresía de todo el país, se celebra todos los 14 de enero llevando a la virgen en procesión desde su nicho, la iglesia de Santa Rosa, un pueblo ubicado en la vía intercomunal Barquisimeto-Cabudare, hasta la Catedral de Barquisimeto. Una procesión de siete kilómetros con la virgen milagrosa sobre los hombros del pueblo.
De Sevilla a Barquisimeto: La historia de la Divina Pastora La procesión de la Divina Pastora es una devoción católica de más de 300 años de existencia, que se originó en Sevilla, España. Cuenta la historia que una madrugada de 1703, Fray Isidoro, un sacerdote capuchino de esta localidad española, tuvo un sueño en el que aparecía una virgen sentada sobre una piedra, vestida con un largo traje, un sombrero y un bastón. La virgen cargaba un niño en su regazo y estaba rodeada de múltiples ovejas. Fray Isidoro, que era uno de los más fervientes seguidores de la congregación mariana -adoración por la Virgen María, madre de Jesús-, se levantó aquella mañana y se dirigió a casa de un amigo, el pintor Miguel Alonso de Tovar, a quien le contó el sueño y le pidió que le pintara en un lienzo la imagen de esta virgen, tal y como se le había aparecido en el sueño providencial y divino. En la fiesta de la Natividad de la Virgen María de aquel año, el sacerdote sacó el lienzo como estandarte en la procesión que se realizaba desde la Parroquia Santa Gil hasta la alameda de Sevilla, causando una grata impresión entre los feligreses. Desde aquel día, nació la devoción por la Divina Pastora de las Almas, como se le conoció originalmente a esta imagen que evoca a la Virgen María, la madre de Jesús. Esta devoción se extendió por el mundo cristiano occidental, consiguiendo en Barquisimeto, en el estado Lara, una de sus más fervientes expresiones de adoración veneración y profunda fe religiosa.
Las vírgenes como parte del proceso evangelizador de indígenas La imagen de la Divina Pastora llegó a Venezuela con el proceso de Conquista y Colonización de las Américas en los siglos XV y XVI, impulsados por el reino de España a través de la religión católica. “Entre los santos y las vírgenes traídas a Venezuela por los sacerdotes católicos, hubo unos que lo fueron expresamente para cumplir labores misioneras, sobre todo de apaciguamiento de rebeldías de indios y negros”, afirmó Ramón Querales, cronista de Barquisimeto. Relató que los santos fueron utilizados para la evangelización de los negros, entre los cuales destacan San Benito, San Antonio y San Juan, mientras los indígenas eran evangelizados con vírgenes, como la Virgen de Coromoto, la Virgen de Guadalupe o la Virgen de la Divina Pastora, entre muchas otras. En el caso del territorio que posteriormente se identificaría como Lara, una gran cantidad de indios gayones poblaban sus montañas y laderas, resistiéndose a la conquista y colonización española. A principios del siglo XVIII llegó a la iglesia del pueblo Santa Rosa de Los Cerritos, cerca de Barquisimeto, un sacerdote de nombre Sebastián Bernal, con la misión de seguir el proceso de evangelización. En 1736, el sacerdote Bernal encargó a un reconocido escultor español una réplica de la Virgen Inmaculada Concepción para esta iglesia. El vicario de la Concepción de Barquisimeto, a su vez, había encargado al mismo escultor hacer una imagen de la Divina Pastora para este templo, catedral de la ciudad en aquella época. El escultor se equivocó y envió la imagen de la Inmaculada Concepción a la iglesia de Barquisimeto y la imagen de la Divina Pastora a la iglesia del pueblo Santa Rosa de Los Cerritos, ubicado en las afueras de la ciudad. El actual párroco de Santa Rosa, Pablo Fidel González, relató que cuando el sacerdote Bernal se percató del error, ordenó que la imagen de la Divina Pastora fuese llevada a Barquisimeto. No obstante, cuando los indígenas encargados de llevar la virgen intentaron levantar el cajón en el que se encontraba la imagen de la Divina Pastora la estructura de madera pesaba en extremo, al punto que indígenas y españoles no pudieron alzarla del piso. El sorprendido padre Bernal comunicó la noticia al vicario de Barquisimeto. Éste ordenó que la imagen de la Divina Pastora permaneciera en Santa Rosa, interpretando este acto como la voluntad de la virgen de permanecer en este pueblo

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